lunes, 8 de febrero de 2010

Él se llama Esteban. Es alto, sobre un metro ochenta y siete, delgado, pero grandote, su piel es blanca y tiene apenas unas pecas que a mí me encantan. Su rostro es perfecto, su boca, su nariz, y tiene unos tiernos y expresivos ojos color miel. Es elegante, tiene una presencia que a cualquiera le llamaría la atención, tiene buenos modales y es delicado; por lo general no tiene vergüenza y no es tímido, es reservado y hasta ciertas veces asqueroso; lo conozco casi a la perfección, se lo que lo lastima y lo destruye al instante y se lo que lo llena de alegría. Tiene una carácter fuerte, y una psique algo trastornada, aveces es indomabley malhumorado. Hace un año y tres días que somos novios y hace más de un año nos conocemos, él me conoce muy bien y sabe como soy realmente. Nos amamos. Y para siempre. Nos peleamos y nos lastimamos, somos inadaptados y terribles. Él es pícaro, inteligente, algo inseguro de sí mismo y sínico. Tiene muuchos defectos, pero tiene más virtudes. Siempre trata de complacerme y lo hace, con él siempre todo lo que quiero lo tengo, soy su nenita, su zapallita, me malcría a más no poder, siempre me da todos mis putos gustos, y por más que sea la más forra y malhumorada del planeta tierra él siempre está conmigo porque me ama. Jugamos, reimos, él me hace reír y gritar. Hablamos de una forma anormal y logramos en my poco tiempo entendernos sólo con miradas, miradas cómplices. Él es divertido y cariñoso. Yo siempre lo muerdo y pellizco. Él es mi tanito hermoso, mi angelito (aunque sea terrible), mi vida, mi todo. Y lo amo con todo lo que soy y quiero morirme a su lado

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