Themis figuraría como la exclusiva camisería hippy de Jim Morrison. Cuando la fotógrafa Raeanne Rubinstein llegó a Nueva York, Jim Morrison la recibió en la puerta de Themis, totalmente afeitado y recién peinado, luciendo una chaqueta Nehru absurdamente moderna. A lo largo de la sesión que duró todo el día, Jim se mostró atento y considerado, posando con Pamela Roselily (como se la identificaría a ella en los pies de foto) y sus lacayos de aspecto gay, y solo, sosteniendo enormes cristales de roca y luciendo ropas de colores tan feos que, de otra manera, él no se hubiera puesto ni loco. Rubinstein se quedó fascinada: "ellos eran un tipo de pareja que no me era desconocido en esa época - le dijo a la escritora Patricia Butler -. Parecían tener una especie de cualidad etérea, como si no estuvieran allí del todo. Eran geniales de esa manera romántica y soñadora en la que la gente tendía a ser entonces si estaban entre los afortunados, lo que en realidad eran Pam y Jim". Pero todo era una ilusión. Los trapos que Themis vendía se fabricaban de manera rápida y barata y se descocían. La gracia y serenidad de la afortunada pareja dependía del champán, la heroína y las píldoras.